Por Zerbo
En la antigüedad, la locura no era concebida como un trastorno mental, ni como un problema de orden patológico o hereditario, sino mas bien, se creía que era una especie de posesión o de algún espíritu diabólico que andaba haciendo de las suyas por ahí. Recién en la edad moderna se empezó a entender que la locura era una enfermedad.
Por mi parte, tengo una visión algo distinta; considero que una persona creativa, crítica y reflexiva en esta época de alguna forma puede que se le considere “loca”. En efecto, para mí la locura es una postura para con las contradicciones que nos presenta la “actualidad”, como seres sociales, constantemente se nos están cohibiendo nuestras posibilidades de ser auténticos, de transitar por nuestra propia visión de mundo. Nietzsche, Burroughs, Poe, Boudelaire, Van Gogh, Dalí, etc. Si bien no eran personas clinicamente locas, (salvo Niezsche en sus últimos años) tampoco eran ciertamente normales, todos ellos se consideraban anacrónicos y se mantuvieron fuera de la línea de pensamiento de su época.
Hace algunos años, por uno de los caminos que me ha entregado la circunstancia, estreché fuertes lazos de amistad con una de las personas mas brillantes que he conocido, fuimos compañeros de curso de universidad era absolutamente capaz en lo que se refería a nuestros estudios -filosofía- su modo trascendental de concebir el mundo y sus fenómenos era, por decir algo, certero y único. Luego del primer semestre empezó a tener constantes dolores de cabeza, inconsciente se levantaba desnudo en la madrugada a cerrar puertas y ventanas, tuvo que ir al psicólogo luego al psiquiatra. Diagnóstico, “síndrome de ausencia”, cuando lo escuche de su propia boca le pregunte que mierda implicaba que una persona padeciera aquel síndrome él no lo tenía muy claro aún pero básicamente se trataba de alucinaciones y la incapacidad de mantenerse “dentro de sí”, en esos días no le dimos mayor relevancia al asunto ya que teníamos una visión bastante crítica con la psicología como ciencia, de hecho, continuó con sus rutinas normalmente.
Hasta que empezó a ingerir medicamentos. Éstos lo mantenían en casa postrado sin capacidad ni ánimo de nada. Perdí el contacto con el desde aquel entonces. Todos reconocíamos sus capacidades para el ejercicio filosófico y mas de alguno se aventuró a sentenciar que “se volvió loco de tanto pensar”. Fue un gran amigo.
Según la ciencia el pensamiento, la emoción y el comportamiento, todos juntos e interactuando son los elementos que condicionan la personalidad. La previsibilidad de cómo reaccionará cierto individuo bajo ciertas circunstancias, también lo es. Tomando en cuenta estos factores no es descabellado suponer que una persona sensible a cuestionar ciertas certezas que metódicamente han inculcado desde muy pequeños en nosotros sea considerada insana, claro está, por que están fuera de la norma social, yo creo que algunos simplemente tratan de trascender las convicciones e incoherencias actuales que nos provoca, en definitiva, una especie de hastío generalizado.
La locura es una respuesta, una especie de posición defensiva con el entorno que bajo su aparente estabilidad oculta actitudes represivo- inconscientes.
¿No será que tan solo basta con ser un poco diferente para ser catalogado como “anormal”? Si lo pensamos un poco, son cuestiones bastante preocupantes. Dicen que 1 de cada 4 chilenos padece de algún trastorno mental. Bueno, si alguno de ustedes se siente un “no normal” o lo han catalogado como tal, no se preocupe, lo más probable es que seas una persona brillante, sensible e infinitamente pletórica de posibilidades de trascender en este interesante juego de “existir”.